domingo, 25 de septiembre de 2011

La fotografía rulfiana y el no tiempo*

Hablar de Juan Rulfo suele reducirse al campo de lo literario, sin embargo, el autor jalisciense fue más que el gran escritor que suele conocerse. En sus manos, la cámara fue disparada infinidad de veces para captar las imágenes de un México que comparte la estética de la narrativa de ficción que portan los libros El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955).

Pero, ¿de verdad es sólo una cuestión estética compartida entre la obra visual y la literaria del jalisciense? Las similitudes son evidentes a la vista, pero a mi parecer no es sólo la estética la que se comparte, es un signo más profundo. A pesar de esto, los estudios críticos y los repasos biográficos sobre el autor de Luvina suelen olvidar esa parte de su arte, la fotografía, e incluso llegan a abordarle más como guionista de cine.

Ante esta falta de atención al Rulfo fotógrafo, la obra misma salta reclamando atención; no son piezas de un aficionado al arte de la lente, el mismo Manuel Álvarez Bravo destacó la calidad de sus disparos, la composición, el manejo de la luz, quien encontró en las imágenes del jalisciense el dramatismo mexicano mostrado sin prejuicios y alteraciones estéticas de los fotógrafos de la época. Lo anterior puede entenderse si se toma a las artes como entes aislados, pero si consideramos la relación fotografía-literatura, veremos que las piezas visuales de Rulfo sí poseen ciertas alteraciones estéticas que Álvarez Bravo pensó como ausentes.
Las alteraciones estéticas están presentes en las fotografías, pero no son las de la época, porque si bien la obra literaria de Juan Rulfo posee características que la distancian respecto a la narrativa de la primera mitad del siglo XX en México, lo mismo habría de suceder con la fotografía. Lo que hay en sus registros es el empleo de una narrativa que tiende a la fragmentariedad. Si bien en los dos libros del nacido en Sayula la fragmentariedad es un rasgo distintivo, su colección de fotografías parece ir por esta misma vertiente; imágenes que conforman un discurso completo pero fragmentario.


El autor de las fotografías y las narraciones asegura que en Pedro Páramo hay una estructura, “pero es una estructura construida de silencios, de hilos colgantes, de escenas cortadas, donde todo ocurre en un tiempo simultáneo, que es un no tiempo” (Benítez, 1980; 6). Es esta estructura, la que Rulfo sabe que ha dispuesto en su libro, la misma que encontramos en el conjunto de sus imágenes. El constructo discursivo de las fotografías que ha dejado como legado porta esta fragmentariedad, cada imagen es una ficción con múltiples entradas de interpretación y que logra eslabonarse con las demás piezas. Una ficción que se eslabona en su sentido para extender la ficción.
Los personajes, hombres, mujeres y niños del campo transitan dentro de un mundo posible que comparten, que habitan y llenan con sus personalidades, con sus miserias e imposibilidades; no es el México real de la primera mitad del siglo XX, es un México construido por los fragmentos de su autoría implícita en el discurso fotográfico en el conjunto de su obra.

La ficción de Rulfo salta desde el cuento Nos han dado la tierra hasta una composición visual donde podemos encontrar a un viejo que dirige una yunta de bueyes viejos por un camino arenoso, o en otro cuadro donde tres mujeres solas tratan de hacer lo imposible con una tierra ingrata, inútil, para pedirle con sus azadones que tenga piedad y se deje cultivar, que fructifique. La gran mayoría de su producción fotográfica comparte además el rasgo de la luz cenital del sol, iluminando todo, dejando algunos claroscuros que acentúan el dramatismo de la composición, de los rostros, de las expresiones de los mexicanos.
En el mundo posible que constituyen las fotografías en conjunto, volvemos a un elemento que ya ha mencionado el mismo autor, a un “no tiempo” compuesto por la aparente simultaneidad de las imágenes, que también están o pueden entenderse, leerse, yuxtapuestas, interpuestas. Son visiones de todos los momentos captados, de todos los instantes en un mismo instante, un momento que se satura del tiempo de cada imagen para quedar despojado del tiempo, para formar un no tiempo. Este no tiempo es el tiempo de los muertos, que, aunque no son tan evidentes como en su Pedro Páramo, son los habitantes del campo mexicano posrevolucionario. 

Este campo de Rulfo tiene las reminiscencias del “sueño prehispánico que no pudo ser concluido” por la interrupción de los violentos conquistadores, como asegura Le Clézio (2008, 215), pero también es el despojo que dejó la revolución en lugares donde nunca hizo justicia. Vemos cascos de haciendas abandonadas, paredones agujerados por las balas que le quitaron la vida a los fusilados, la pobreza, la infancia actora de un pueblo sin rumbo junto a las ruinas. Es un país arenoso, con rostros y ojos arenosos que a veces miran a la lente con desconfianza y a veces con rencor.
En el mundo posible de las fotografías de Rulfo encontramos un México con un tiempo suspendido, un no tiempo, el mismo tiempo de los muertos de Pedro Páramo, el conjunto de fotografías muestran un estado “estático”, no por su carácter de fotografía, ya que en sí mismas portan un mundo posible donde habitan ficciones visuales, pero estas visiones por separado y en conjunto, en el discurso de la obra fotográfica rulfiana, no tienen un movimiento progresivo, están, como se dijo líneas atrás, superpuestas, interpuestas, yuxtapuestas las imágenes de un mundo que también parece habitado por personajes muertos por encontrarse varados en el no tiempo, en el tiempo suspendido del inframundo mexicano: el resto del país que no goza de la burguesía y la discrecionalidad de “pertenecer” a los órganos del Estado.

Bibliografía
Rulfo, J. (2000). Pedro Páramo y El llano en llamas. Planeta, México. [1953 y 1955]
Le Clézio, J.-M. G. (2008) El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido. FCE, México. [1988]
Benítez, F. (1980). “Conversaciones con Juan Rulfo” en Inframundo. El México de Juan Rulfo. Ediciones del Norte, México. [1980]

*Publicado en la Revista RGB Artes Visuales. Ed. Cristina Cuéllar. No. 1. Septiembre de 2011. S.L.P., México.
Disponible la versión digital en:
Click aquí para ir a la versión digital de la revista.